Fue un choque frío de miradas,
la crudeza de la sincera desnudez.
los mismos ojos que se prometieron tantas veces
noches infinitas.
Poniendo siempre la excusa
de no apartarse del camino,
de que no se corra la tinta,
que la vida solo sea vida.
Las mismas palabras que se desgastaron
después de tanto tiempo
de habitar en los mismos labios.
Después de tantas veces en las que
las cosas no tenían nunca razón,
siempre absurdas, como la rutina.
Dejaron marchitar tantas promesas,
que las estrellas se encendían con un fósforo
siempre que ellos quisieran;
que la vida era sueño y vida.
Después de tantos pequeños encuentros,
de los lazos que nunca empañaban el cristal
y siempre se escondían tras
la misma blanca y eterna cortina.
Después de tanto y tan poco…
solo quedará un rastro de contrariedad
y la misma antigua lágrima
que apagaba las cenizas.
Los fósforos ya solo gastan las estrellas
y encienden su cigarro;
la lágrima solo deja cenizas
y restos de promesas
que solo los pobres novatos
permanecerán encendidas.
Restos de poemas
y de promesas
no cumplidas.
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