Anochece en mi mirada
el brillo de tu sed,
anochecen tardes y mañanas;
anochece.
el brillo de tu sed,
anochecen tardes y mañanas;
anochece.
Se clava la noche en mi pupila,
enredándose entre mis muñecas,
ya no sé si por azar
o por capricho.
Se extiende la sangre de mis poemas
entre oscuridad, soledad;
se extiende el amor gastado, oxidado,
como si se nos hubiese derramado
un vaso de zumo en la acera.
La única armonía del paisaje
la de una niña pintando en su rostro
la luna, luna sin maquillaje.
Y mientras tanto, anochece.
Hace frío y estás solo, recorriendo
cada esquina sin importarte demasiado.
cada esquina sin importarte demasiado.
Pasas de largo de mi portal,
pisas el zumo derramado y lo limpias
sin ni siquiera haber mostrado
rastro alguno de contrariedad.
Ignoras mis señales, aunque es de noche
y caminas solo.
pisas el zumo derramado y lo limpias
sin ni siquiera haber mostrado
rastro alguno de contrariedad.
Ignoras mis señales, aunque es de noche
y caminas solo.
Sigue anocheciendo, sin piedad,
sin miedo,
lento; sin pausa.
Y sin embargo, pasas de largo,
aunque es de noche y hace frío
y hoy, como siempre, caminas solo.
Querida y estimadísima señorita María g. Duff:
ResponderEliminarEs usted, sin duda , una de mis fuentes de inspiración fogosa y alocada.
pd. compañera blogadictaxD
ajajaja señorita Laurtner, el hecho de ser una d sus musas me entusiasma muajajajajajaj
ResponderEliminargracias por leerme
mis má sinceros saludos!;)
adoro sus poemas, por si no lo dije antes.. sigua asíi!
ResponderEliminarescriba y escriba^^